-Fin.
-¿Tan pronto te das por vencido?-preguntó Hellen.
Otra pregunta sin respuesta más acumulada en su corta existencia. Una de tantas. Me marché sin girarme. No debía hacerlo, no podía. En cambio, la observaba ahí, reflejada en los escaparates, estática, como una escultura de mármol recién tallada. Ésa sería mi estatua, ella, cabizbaja una noche de abril, mi último recuerdo.
Estaba triste. Bueno, los dos lo estábamos, pero todo había sido mi culpa. Ella era tan joven... Ella era la reina de la oscuridad, yo un simple villano. Nada debía haber sucedido y lo sabíamos. No había más remedio, tenía que irme y ella debía quedarse. Una salida triunfal por la puerta trasera de su vida. Como siempre, todo tan... ¿poco iluminado? Da igual, me limitaré a decir que fue así, no se puede volver atrás.
Hellen sólo llenaría un par de cubos de lágrimas, lo demás lo haría el tiempo. Seguramente me olvidaría pronto, y yo no a ella. Con un poco de suerte, en pocas semanas volvería a escuchar a esos chiquillos que siempre la rondaban. Volvería a reir a carcajadas y me reservaría un minúsculo espacio en su corazón para cuando la soledad la atormentara, que, teniendo su belleza, sucedería pocas veces.
El alma es tan voluble que me asombro sólo de pensarlo. Quién fuera joven ahora, después de tantos años. Sí, lector, acabo de sonreir y estoy orgulloso de ello. Quizá ha sido algo un tanto melancólico, pero eso es lo de menos. Y lo volví a hacer. Éste es el final del final de mi historia, donde, como siempre, todos somos felices y comemos perdices.
19 enero 2010
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me gusta! =) escribe más así ^^
ResponderEliminar*-* me encanta... k xulo... aunque... que triste T_T xD
ResponderEliminar*Alba (la de arriba no, la otra xD!)