28 septiembre 2009

La niebla

"Acostumbrado a no dormir el sueño ya no me quiere ni ver"


Estaba un poco mareado. Abrí los ojos y no sabía donde me encontraba. Todo era difuso, la niebla me impedía ver nada a mi alrededor. Empecé a andar a ciegas, con las manos delante intentando palpar cualquier cosa cercana. No había nada. Empecé a andar cada vez más rápido, cuando me di cuenta ya corría. Noté algo con los pies y me detuve en seco. Me acerqué para verlo, era...¡desperté!

No me había movido de mi habitación y un sudor frío recorría todo mi cuerpo. Había vuelto a tener ese sueño o, más bien pesadilla. Se repetía cada noche desde que había dejado la playa a unos cincuenta quilómetros de mí. No había vuelto a ver a la chica y hacía días que no pensaba en ella. Cosa normal, sólo la había visto un par de veces y la segunda fue obra de la imaginación de uno de los dos.

Me levanté de la cama a por un vaso de agua. Parecía que ya era de día: el reloj marcaba la una y media. La vida en la ciudad era deprimente, limitada por el bochorno que se padecía durante las horas de sol, es decir, la mayoría a finales de verano. Además, mis amigos no volverían de sus vacaciones hasta el día antes de empezar las clases. Estaba solo, cansado de los juegos de ordenador y de consumir como un adicto literatura barata.

Así empezaba otro día más en la inmensa ciudad...

24 septiembre 2009

El precio de las sonrisas

¿Qué es una sonrisa? A veces no es nada y otras lo es todo. Puede ser una muestra de alegría, de conformidad, de complicidad, de simpatía, o, simplemente, de agradecimiento. Seguramente, si pensara un poco más encontraría muchos más motivos para sonreír que para no hacerlo y de momento no le veo nada malo. Pero como no todas las sonrisas son iguales, ¿valdrán al mismo precio?

Sí, especulamos con todo, incluso con las sonrisas. Jugamos a vivir sin darnos cuenta que el azar poco importa en este juego. La vida es tan graciosa... y el titiritero levantó el labio superior por ambos extremos para iluminar la habitación, es una forma barata de almacenar energía. A eso se le llama derrochar, es como dejarse un lagrimal abierto e irse de vacaciones.

Y para eso crecemos, que ironía. Cuando somos niños vivimos entre lágrimas y sonrisas y todo el mundo nos entiende, pero a medida que aprendemos a hablar nos explicamos peor. Y hacemos ver que no nos damos cuenta, y nos mentimos, y regalamos palabras sin querer hacerlo y por eso no son nada, y siempre sonreímos, ¡qué vehemente felicidad! Y todos sabemos que, esas sonrisas, la mitad de las veces no son de verdad.

Y queremos que las palabras vistan de seda, entre sutil elegancia, que no sean el típico transeunte de a pie y seguimos sin darnos cuenta que no vale la pena. ¿Veis?, ahora miento y ni siquiera os dais cuenta, es obvio que lo hago por despecho...una licencia poética. Pero por muchos adornos que lleven las palabras si no les pones nada tuyo, que salga de tu interior, no valen nada. Y por eso puede que las palabras más sencillas provoquen más sonrisas.

No sé que he escrito, como siempre, siguiendo el mejor orden: el caótico.

21 septiembre 2009

Y de noche se escuchará su canción.

Cuando la oscuridad bañe las negras aguas y no se encuentre nadie alrededor. Ambos, entonces, podrán yacer juntos en el frío suelo, dándose mútuamente calor, disfrutando las pocas horas que les quede de anonimato.

Y la luz será su voz, cuando el silencio muera en su respiración acelerada. Y las palabras no significarán nada, sólo serán recuerdos, y sus ojos se perderán hablando de miradas. Pero, con el primer rayo dorado el momento perecerá y será eterno igual que una sonrisa añorada.

Y saben que olvidarán el sonido de su voz, el roce de su piel... Al final, también desaparecerá el tiempo que pasó, aunque no de largo, y el color de aquella luna, y el mar, y las nubes...pero, siempre recordarán esa canción que cantaron las estrellas hasta ver salir el sol.

Y pasarán los años, y de nuevo se escuchará su canción...

17 septiembre 2009

Ruidos nocturnos

Está bastante claro que la locura y la razón van cogidas de la mano. Sólo las separa un fino murmullo en mi cabeza. ¿Por qué debemos ser personas cuerdas? ¿Qué problema tiene estar loco?

A veces la lógica no es suficiente...

Y divago, y divago...creo que me he costipado de tanto divagar. Entre palabra y palabra de su voz, la del duendecillo que me dice que queme cosas, oigo un pitido agudo e intenso. Me duele la cabeza. ¿Será por falta de sueño o por falta de ganas de dormir?´Quizá tengo fiebre...no sé...

Creo que debería dormir, igual que tantas cosas que no hago y debería. Dicen que dormir cuatro horas es dormir poco, espero que dentro de unos años lo sea, pero, por ahora, lo llevo suficientemente bien. ¡Ay, que sueño! ¿Por que no sé lo que quiero? Maldita indecisión...me voy a dormir.

09 septiembre 2009

Cuando te sientes vivo

Notas como con cada latido fluye la sangre en tu interior. Sólo oyes, pues no escuchas, la voz de tu pensamiento que aguarda el momento en que el tiempo se convierta en un mero recuerdo. Y ruge el viento, cada vez más fuerte, desesperado por no poder arrastrarte.

Entonces, te das cuenta de que no estás solo, que la naturaleza te envuelve y formas parte de un todo. No sientes dolor, tristeza, sed ni hambre pero, tampoco estás alegre ni saciado. No necesitas nada ni nadie aunque sabes que no lo tienes todo. Es algo extraño que sale de ti y luego vuelve. Respiras paz, y, por un instante, sabes para que existes y te sientes vivo.