12 febrero 2010

Sobre preguntas y respuestas

Te preguntas cuál va a ser su reacción, su próxima acción, qué piensa, qué olvida...Te preguntas por qué y nadie te responde. Nunca nadie lo hace. En todas partes encuentras un interrogante que aguarda hasta tu llegada para mostrarse y robarte un poco más de la cordura que te queda. Puedes ponerte a indagar, pero eso sólo empeora las cosas. Esperas a que el tiempo averigüe por ti.

A veces las respuestas te hacen soñar, otras te dejan en un embotado estado de indiferencia y las últimas, pero no por eso menos divertidas, no las escuchas por que ya sabes que no te van a gustar. Es como apostar en la ruleta, nunca sabes lo que puede pasar, pero siempre que será lo más probable. Y por eso, sientes que el vaso se vacía y se llena cada cinco minutos, pareces afectado por un transtorno apolar transitorio.

Al final dejas de escuchar, de mirar, de hablar, de tocar, te giras y das marcha atrás reculando hacia algún lugar a cobijo del viento. No tardas mucho en darte cuenta que no sirve de nada. Las preguntas te siguen persiguiendo, las respuestas se asoman por las ventanas para huir en cuanto te ven acercarte. Es así... Entonces, acabas tumbado en el sofá con cara de idiota, sin percatarte de nada alrededor, imperturbable, imbécil al fin y al cabo.

04 febrero 2010

Sobre las hadas

-¡¡¡Papá, papá, papá!!!- dice Raúl mientras estira de la manga sin abotonar de la camisa de su padre.
-¿Qué pasa hijo?
-¿Las hadas existen?- pregunta entusiasmado.
-¿Por qué lo preguntas?- dice su padre sorprendido.
-Cristina dice que es una hada.
-¿Y quién es Cristina?
-Una amiga del colegio con la que juego en el parque.
-Entonces, Raúl, ¿cómo son las hadas?
-Mmm...son muy bonitas papá.
-Sí, sí que existen las hadas hijo- responde finalmente con una sonrisa.
-¿Mamá también es una hada?
-Sí, lo es.
-¿Puedo ir a jugar al parque?
-Sí, pero no cruces la calle sin mirar.

Raúl sale corriendo de la habitación y se va a jugar al parque.