Algunos días terminan cuando te vas a dormir y otros cuando te levantas. Esta noche terminó a la once de la mañana y ya no recuerdo si dormía o despertaba. En cualquiera de los casos, sé que hablé con mi reflejo en el espejo. Le pregunté si algo más podía ir mal y me respondió, no muy convencido, encogiéndose de hombros.
Bostezo y me doy cuenta de nuevo de que ya termina el día. Mañana, o posiblemente esta tarde, será otro día. No creo que sucedan muchas cosas emocionantes, pero, al fin y al cabo, el único que nunca espera es siempre el tiempo.
Buenos días y que durmáis bien.
P.S.: Me quedé dormido encima de la libreta...
14 enero 2010
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Las cosas emocionantes las busca uno mismo.
ResponderEliminarSiempre nos kedará Madrid (o kualkier otro sitio, eso es lo de menos) xa tener días que nunca olvidaremos.
Besitos! =*
*Alba rubia