
Y aquí estoy de nuevo, en el balcón disfrutando de la brisa marina y de la vista del inmenso azul. Sentado en una silla de plástico,típica de jardín, con una funda a rayas azules y blancas, con un cenicero en todo su esplendor y una cajetilla de éstas rellenas de muerte que está en las últimas.
En la playa, el sol ilumina los últimos días de verano junto a los jóvenes, jubilados y las pocas personas de mediana edad que se pueden permitir un mes de vacaciones. El mar está en calma pero, como es habitual, se puede oír el sonido del burbujeo de las olas al romper en la arena.
¿Qué hago? Nada, y me pregunto por qué mientras exhalo en un humeante suspiro algo de mi vida. No me agradan las masas, el sol da más calor del que ya tengo y el mar parece estar demasiado lejos como para decidir darse un baño. Y diréis: que aburrida forma de vida; no lo discreparé. Lo que no sabéis es lo que desestresan estos minutos de soledad, después de llevar un día entero aguantando un hermano prepotente que se cree mayor de lo que es, tres primas en la edad del pavo, un primo que debería trabajar en un circo y una prima de nueve años consentida. Y eso, sin tener en cuenta que todos ellos están bajo la atenta mirada, a veces vigilante y otras expectante, de sus madres. Esos seres dadores de vida que pueden ser tan extraños como sorprendentes.
Al final me he decidido por la tercera opción: darme un baño. La impotencia pudo con la vagancia y por eso aquí termino (otro grito en la cocina, están todos locos). ¿Insoportable? Ya contaré si sigo vivo.
Ojalá todos los problemas fueran así de simples.
Hasta la próxima.
Y ojalá pudiera yo estar como tú en ese momento ahora!! xD Aii lo que tenías que aguantar :P
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