Es un gran rompecabezs sin terminar. A quienes reparte las piezas ven sólo lo que que quieren ver, ya sea el dibujo o la parte trasera de las mismas. Nadie sabe ni por qué ni para qué ha recibido esa pequeña parte de un todo y recae en su mano que hacer con tal ofrenda.
Muchos de estos abandonan a su suerte el regalo recibido y siguen su camino. Otros tantos lo guardan en una caja oscura como recuerdo. Y los más valientes intentan recomponer las partes recibidas. Lo que no saben es que no sirve de nada. Que ninguna de sus piezas va a encajar.
Estos últimos lo intentan y lo vuelven a intentar, pero no hay forma de hallar los entresijos de este gran rompecabezas. Lo único que obtienen por su esfuerzo es una gran decepción que con el tiempo les hace sentir más y más vacíos. Todos ellos, al final, se consumen en un melancólico dolor. "No pude.", dicen para si mismos al mismo tiempo que su rostro se convierte en una expresión de tristeza absoluta. Entonces abandonan sus piezas y se despiden: "adiós", "hasta luego", "hasta otra"...
Supongo que algún día alguien se dedicará a recoger todas las piezas repartidas por el mundo y conseguirá encajar alguna de ellas. Si es así, quizá todo el esfuerzo no habrá sido en vano. Quizá todo acabe bien. Si llega ese día todos lo sabremos.
P.S.: ¿Alguien sabe de qué hablo?
12 marzo 2010
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Je.
ResponderEliminarYo, a las piezas, les doy de ostias hasta que encajen, así me abro camino a empujones.
Toda una señorita xDD
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